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EL PELIGRO DE LAS DIETAS "DETOX"

Se han puesto de moda. Te prometen eliminar toxinas, perder peso, llevar un hábito de vida más saludable, …claro ¿hay algo más sano que esos zumos a base de frutas y de verduras? ¿no resultan idóneas para “limpiar” todos los excesos?
Pues bien, este tipo de dietas, tan publicitadas por los medios de comunicación y con el “aval” de muchos famosos, pueden llegar a ser potencialmente peligrosas.
Veamos que ocurre cuando dejas de comer equilibradamente la correcta proporción de grasas, hidratos y proteínas y sustituyes esto por los famosos “batidos verdes”. En primer lugar ante las señales de hambre que produce tu cerebro se le responde con un buen chute de azúcares procedentes de la fruta, lo cual hace que el páncreas se ponga a funcionar y segregue cantidades ingentes de insulina que es la encargada de transportar el azúcar a las células. Mientras las células absorben la glucosa, el nivel de azúcar en sangre cae y de ahí que a veces se produzcan mareos. Por supuesto el nivel de glucógeno (la forma de almacenarse los hidratos en los músculos y en el hígado para ser fuente de energía) son cada vez más bajos. El cuerpo entonces tiene que acudir a otro depósito que le de energía: las grasas (y entonces creerás que por fin lo has logrado) pero paralelamente las proteínas que se sacan de los músculos, por lo que se pierde masa muscular y eso es algo no deseado por nadie.
Si prolongas más de 3 días siguen sucediendo cosas. El cerebro está en inanición y para sostenerse consume cetonas, una energía que procede de la quema de grasas. Sí, sirve porque no haya otra cosa pero es un combustible de mala calidad y no es de extrañar por tanto que el que sigue la dieta se vuelva más irritable algo que se agrava con la falta de aminoácidos, que son básicos para los neurotransmisores y mantienen estable el estado de ánimo. De ahí cuanto bajan los ánimos y lo cercano que se está a la depresión con una dieta así.
Sigamos. No se ingieren apenas proteínas y las que hay en los músculos se siguen descomponiendo y el resultado son productos desecho como el amoniaco y el ácido úrico. O sea, presumiblemente se inicia una dieta desintoxicación y acabas teniendo en el torrente sanguíneo elementos tóxicos. El riñón por tanto tiene que multiplicar su actividad normal. Y más : el alto porcentaje de carbohidratos del zumo causa la entrada de mucha agua en tus intestinos. Ese extra de líquido provoca diarrea. Y las pequeñas vellosidades que cubren el intestino cuya función es convertir la comida en alimento para la sangre empiezan a atrofiarse. La diarrea puede empeorar y la deshidratación aumentar.
A la semana acaba el suplicio. Y sí, puedes haber perdido algún kilo (a costa de tu salud por supuesto) pero quizás no tengas en cuenta que has perdido músculo. Pensarás que con recuperar los hábitos normales todo volverá a su cauce, pero ahora tienes menos masa muscular para quemar esas calorías, de manera que lo más seguro es que se transformen en grasa. Y ahí es cuando hace acto de aparición el temido efecto yo-yó de estas estrictas dietas. La desproporción entre grasa y masa muscular altera el metabolismo y consigue que las calorías sean mucho más difíciles de quemar.

El doctor Julián Palacios, cardiólogo del Hospital Clínico de Madrid no puede ser más gráfico. “ La sola idea de ‘detox’, apuntando a un absurdo proceso de desintoxicación, no hay por donde cogerla. Nuestro cuerpo ya se libera de las sustancias sobrantes, fundamentalmente, mediante dos órganos: el riñón, que produce orina y se encarga de las sustancias solubles en agua, y el hígado, que se ocupa de las sustancias liposolubles, es decir, solubles en grasa. Si de verdad su cuerpo estuviese acumulando elementos tóxicos y no pudiera él mismo liberarse de ellos, lo que se necesita con urgencia es un trasplante de hígado o riñón, pero no una infusión de perejil y acelgas”.

Hay otra cuestión. Ninguna dieta , zumo o batido actúa selectivamente para eliminar un tóxico determinado. Porque si “presumiblemente” estás intoxicado… ¿de qué lo estás? ¿de mercurio? ¿de plomo? ¿de dioxinas? Dependiendo del tóxico hará falta un tratamiento u otro.

Y algo que se ha apuntado al principio se corre el riesgo de que suceda: iniciar una dieta presuntamente para desintoxicarte y puedes acabar intoxicado. Lo explica muy bien el nutricionista Julio Basulto: “Estamos consiguiendo verdaderas intoxicaciones a base de beber zumos que supuestamente depuran”. Este experto se refiere al estudio publicado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, en el que se incluyen los “batidos verdes” entre los 13 riesgos emergentes para la salud. “Lo curioso es que han analizado la cantidad de ácido oxálico que contienen estos brebajes, elaborados con espinacas, acelgas y otros tipos de verduras con este compuesto carboxílico y han saltado todas las alarmas”, destaca Basulto. “Con un consumo normal, el ácido oxálico presente en estas verduras no representa ningún problema; la cuestión es que estos zumos consiguen elevar la cantidad recomendada varias veces, incrementando así el riesgo de cálculos renales.
“Lo explicaré de una manera sencilla¿Cuántas espinacas crudas podríamos comer de un tirón? ¿30 gramos, 50 gramos? Pero si preparamos un zumo con ellas y empezamos a echar más cantidad en la batidora, es posible que para hacer un solo vaso de zumo verde estemos utilizando medio kilo de estos vegetales. Además, si encima se mezclan con naranjas o con otras frutas, se enmascara su típico sabor amargo y así se es capaz de beber aún más zumo. Al final, resulta que con un vaso de estas bebidas verdes y batidos detox se acaban ingiriendo más de 180 miligramos de ácido oxálico [mucho más del necesario]”, alerta el nutricionista. “Un zumo verde que supuestamente va a desintoxicar puede acabar formando cálculos renales: una auténtica locura”.
¿Alguna paradoja más? Resulta que esa cantidad de ácido oxálico reduce la biodisponibilidad de calcio, hierro y potasio que el cuerpo necesita. “Es decir, el organismo elimina tanto calcio a través del riñón que, además de terminar teniendo cálculos, es posible que aparezcan otros problemas como anemia o desmineralización.

Y todo esto sin entrar en todo aquello que te venden en herbolarios y farmacias con la etiqueta “detox”: pastillas y comprimidos que actúan como supresores del apetito y que pueden contener sibutramina, un fármaco proscrito en Europa.

Todo esto una vez más no hace sino demostrar que todo lo relacionado con la alimentación y las dietas está adquiriendo unos tintes que bordean la legalidad y por supuesto en más de una ocasión se cometen verdaderas aberraciones para la salud. ¿Merece la pena por una imagen determinada? ¿ Merece la pena querer escoger el camino más corto cuando existen otros más fiables y saludables aunque requieran más esfuerzo y tiempo? Tu mismo.

Fuentes: Women's health, El País y propia.

   

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