¿DONDE ESTÁ EL LIMITE?

Se ha corrido el Maratón de Dubai. Ya a nadie sorprende que sea un etíope (Tesfaye Abera) el vencedor ni que detuviera el cronómetro en unos espectaculares 2,04,24. Y es que lo extraordinario se ha convertido en ordinario. No solo él, otros cuatro atletas africanos bajaron de 2,06, algo impensable hace unos años.

Recuerdo el revuelo que se formó cuando el marroquí Khalid Khanouchi se convirtió en el primer hombre en bajar de 2,06. 2,05,42 fue su marca en la Maratón de Chicago de 1999 convirtiéndose lógicamente en record del mundo. Hoy casi 17 años después el record anda ya por 2,02,57 en posesión del kenatia Dennis Kimetto.

Yo me crié atléticamente hablando admirando a un puñado de maratonianos españoles que dominaban el panorama internacional. Martin Fiz, doble campeón de Europa y subcampeón del mundo, Abel Antón, doble campéon del mundo, Diego García, Alberto Juzdado, ... Bien, hoy día, con sus marcas, no estarían ni entre los diez primeros. El record de España lo tiene Julio Rey con unos fantásticos 2,06,52 pero antes que él hay decenas de registros. Y Martin Fiz lideró el ranking mundial de 1996 con 2,08,25, marca ésta que te hace ahora un keniata o etíope considerado de "segunda fila".

El panorama es tal que si no bajas de 3 minutos el kilómetro, no entras en el podio. Así de claro. La pregunta es ¿A donde vamos a llegar? ¿Donde está el límite? Hay un proyecto en el que se encuentra involucrado el considerado por muchos el mejor fondista de todos los tiempos, Haile Gebreselassie, así como diversas universidades y científicos, que tratan de buscar al hombre que sea capaz de bajar de las 2 horas en el maratón , poniendo todos sus medios posibles a su alcance. ¿Lo conseguirán? Vista la evolución del record en los últimos años podíamos afirmar que solo es cuestión de tiempo. Si, parece que estamos en contra de las propias leyes físicas, .... pero hasta estas leyes parecen diseñadas para ser rotas.

Mi teoría es que etíopes , keniatas, ugandeses, ... han nacido por supuesto para correr. Tienen una genética privilegiada, un entorno idóneo y encima ven en el atletismo un medio para salir de la pobreza, para destacar. Pero esto no es suficiente: preparadores europeos han pasado a tutelarlos y los avances "médicos" (y el que quiera que entienda el uso de comillas) ya están a su disposición. Todo unido forma un cocktail. Un cocktail que nos hace preguntarnos:
"¿Donde está el límite?" Y esa es una pregunta que creo que de momento nadie es capaz de responder.