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PASAR HAMBRE, DELGADEZ EXTREMA, DESHIDRATACIÓN,... LA OTRA CARA DEL PROFESIONALISMO

El que me conoce y el que me ha seguido en alguno de mis artículos sabe que siempre he preconizado la importancia de estar delgado, no solo para un mejor rendimiento en la práctica deportiva, sino por simples motivos de salud. Hasta publiqué un análisis que relacionaba las sociedades más longevas (los habitantes de la isla de Okinawa en Japón por ejemplo) con una mayor esperanza de vida.
Desde mi adolescencia he estado muy delgado con la preocupación que ya conoceréis todos de madres, abuelas, …. quienes identificaban “estar más rellenito” con “salud”. Pero es que ahora que llevo años alejado de la competición, sigo más o menos igual. No peso los 56 kilos de mis últimos años , pero mi tanto por ciento de grasa sigue siendo muy bajo.

Eso sí, yo nunca pasé hambre. Me cuidé con las comidas (y sigo haciéndolo) , me preocupé de que en mi dieta no faltara ningún nutriente básico, …. pero eso de pasar hambre no iba conmigo. Ahora leo si no con preocupación, sí con cierto estupor todos los mensajes que nos llegan desde el campo profesional haciendo alusión a la reducción de alimentos y al régimen espartano a que se someten todos.
Antes del Tour ya podíamos leer cosas como ésta: “En el Sky los ciclistas se preparan así: cuando se concentran en el Teide, salen a entrenar con el amanecer y no regresan hasta bien entrada la tarde, para evitar el horario de comida y pasarlo con un par de barritas y un gel. El objetivo es claro: aumentar el rendimiento a la vez que se baja de peso. Dos en uno. Ya lo dijo Froome antes de empezar el Tour. «Estoy tan delgado que cualquier cosa que como, como un plátano, siento el azúcar que me da. No tengo muchas reservas ahora».Ése es el camino del éxito. Pasar hambre. Tanta, que a Froome le tienen que entallar a sus delgadísimos brazos donde fácilmente se aprecian las venas, el maillot amarillo entre las dos costureras y el patronista por la mañana.”

También este invierno conocimos las teorías de un fisiólogo que trabajaba con el Sky en donde explicaba que sometía a sus corredores a una reducción drástica de la ingesta de agua llegando prácticamente a la deshidratación. El objetivo era compensar la pérdida de rendimiento que se produce cuando tu organismo no tiene suficiente agua con una pérdida de peso que iba a resultar vital a la hora de subir un puerto , lo cual redundaría también en esa potencia relativa (relación vatios con kilos de peso) que ahora todo el mundo sigue. Incluso “engañaban” a los corredores con ciertas pastillas que quitaran la sensación de sed.

Lo último ha sido lo que hemos leído en una entrevista concedida por Froome a un medio británico en donde reconocía el mal momento que vivió en una etapa de los Pirineos, el cual, afortunadamente para él, pudo ocultar. : “No había ninguna duda en mi mente acerca de lo que pasó. Las piernas se sentían bien, las fuerzas estaban allí, pero tuve un problema de abastecimiento de combustible. Mi error no fue ese día, sino en la acumulación de las etapas anteriores. Habíamos hecho dos etapas planas antes de Peyragudes y había comido menos de lo que debía. Eso tuvo un efecto de golpe a pesar de que ese día de montaña si me había alimentado bien. Aprendes lecciones en cada Tour y eso fue importante para mí. De Peyragudes a París no dejé de comer y terminé pesando casi 1,5 kg más de lo que había estado al principio de la carrera”.

En pleno Tour, como tenía dos etapas llanas, comió menos…. Para llegar más ligero a la montaña. Uff, vaya extremos a los que hemos llegado. Lo de las "ganancias marginales" está llegando a un límite un tanto peligroso. Y ojo, esto no es exclusivo de Froome. Contador ha declarado en más de una ocasión que pasa mucha hambre y también ha colgado en las redes sociales en numerosas ocasiones un entreno muy exigente tras el cual se comía solo una tajada de sandía. O esa entrevista con Javi Moreno en Ciclismo a fondo: “los días que no entrenamos comemos lo justo para subsistir".

No voy a ser yo el que enmiende la plana a médicos, fisiólogos, … de equipos world tour. Pero sí quiero hacer un llamamiento al cuidado que debe tener el aficionado de turno en esta época donde las redes sociales todo lo difunden e invitan a la imitación. Vamos a ver: un ciclista profesional entrena, come (poco) y duerme. Esa es su vida. Tiene un equipo médico detrás que está viendo en cada momento qué nutriente le es necesario y de cual carece , toma los “suplementos” (lo llamamos así que es un palabra que puede recoger lo que cada uno piense) oportunos, el gasto energético que realiza a lo largo de un día es para montar en bici y no para trabajar, el quehacer cotidiano de una familia, …. Y a pesar de todo, puede que se esté haciendo daño a su salud. Eso sí, nadie dijo que el deporte profesional fuera saludable.

Si las instancias deportivas (la Aepsad en el caso de España: Agencia Española para la protección y la salud en el deporte) cuidan de que no tomes ningún medicamento o sustancia que sea doping porque te puede perjudicar, piensa que si recurres a ciertas prácticas como las que he citado puedes estar dañando seriamente tu salud. Y eso no va a dar positivo en ningún control.

Cuidado pues. A ti no se te ocurre coger tu coche y hacer lo de Hamilton, Vettel o Alonso con sus fórmula uno. No hagas entonces lo propio creyéndote que militas en el Sky, el BMC o el Movistar.

   

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